Soledad Pastorutti entra al Hotel Córdoba, en el centro de Canals. Saluda con una sonrisa radiante y con gentileza advierte que ya viene; que se maquilla y viene. Minutos después reaparece, sencillamente arreglada para la entrevista. “Viste cómo es esto… Nosotras laburamos, cuidamos los chicos y encima tenemos que estar lindas”, bromea. Falta poco para que suba al escenario en la Fiesta nacional del oro blanco y la cantante conversa con Vos.
“Pero no te preocupes –continua–, me crié en un país machista, en un pueblo machista y una familia machista. Estoy acostumbrada y pienso que aunque las mujeres no somos las mejores, estoy segura de que manejando no somos las peores”. El argumento del machismo se prolonga inevitablemente hasta el folklore, en cuyos rasgos podrían estar las raíces del forzudo argentino. “¿Me querés decir por qué yo me vestí de gaucho y no de china, cuando empecé a cantar? –se ríe–. Pero cuando empecé a vestirme como mujer y a maquillarme, no faltaron los que pusieron el grito en el cielo ¡Tenía que cuidarme hasta de ponerme aros!”.
Para Soledad y su banda, Canals es también el kilómetro cero de la larga ruta del verano festivalero, que la llevará por buena parte de la geografía nacional. Para eso equipó con todas las comodidades un ómnibus, en el que viajan músicos, técnicos y ella con su familia, incluida su hija Antonia, que todavía no cumplió los siete meses y lleva recorridos miles de kilómetros. “En las giras Antonia viene en el micro con nosotros –explica–. Me gusta que participe de lleno en nuestra vida, que sepa qué es lo que hago, que conozca el mundo al que pertenezco. Muchas veces con nosotros viene mi mamá, que me ayuda”.
Compenetrada con su rol de madre, Soledad cuenta que la llegada de Antonia cambió las prioridades en su vida. “Antes, lo único que tenía en la cabeza era mi carrera, ahora estoy más relajada –explica–. Canto y hago lo mío y en cierto modo eso hace que pueda disfruta mucho más cuando estoy sobre un escenario”.
Se declara vaga para prender la computadora, pero usa Facebook y Twitter para comunicarse con sus fans y colegas. Confiesa que ve poca televisión y que lo que más le gusta es conversar. Cuenta también que con la Fundación que desde hace años lleva su nombre, tiene para este año el objetivo principal de acercarle cultura, sobre todo folklore, a los chicos de su zona, y que al final los tiempos no le dieron para hacer la comedia musical sobre Mary Poppins (había que ensayar enero y febrero, mientras ella está de gira). Pero en abril comenzará a trabajar en la película que protagonizará con Larguirucho, en una combinación de actores reales y animación. “Estará también Cachavacha, que quiere cantar, se pone celosa de mí y me hace la vida imposible”, relata divertida.
Las giras festivaleras del verano llevarán la marca de Vivo en Arequito, su último disco, con un DVD, grabado en vivo en su ciudad natal. “Es el resumen de los shows que dimos en los últimos dos años y se parece mucho a lo que ofrezco hoy en un escenario, con varios temas míos. El disco es un encuentro con los fans, a mi manera: estoy en mi casa, para mi cumpleaños y hago lo que quiero.
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